FAMILIA Y DIVORCIO

Las crisis son acontecimientos repentinos e inesperados que alteran el normal desarrollo y funcionamiento de la vida familiar o pareja.

En chino las crisis se escriben con dos caracteres que significan “oportunidad” y “peligro”, lo que equivale a describir (según Pittman, 1991) oportunidades peligrosas. Pero, no por ello se han de ver como hecatombes, sino como oportunidades que permiten el crecimiento paulatino y evolutivamente normal.

 Tipos de crisis:

  • Crisis normativas: son aquellas que viven la mayoría de las familias y/o parejas, por ejemplo contraer matrimonio, nacimiento de los hijos, la dificultad de tener hijos, la llegada de estos a la adolescencia, el “nido vacío”, etc.
  • Crisis no normativas: son aquellos que acontecen de manera inesperada o no previstos en la mayoría de los casos, tales como la separación y el divorcio, la situación desencadenada por el paro, una enfermedad o una muerte de algún miembro.

Ante las crisis solo cabe dos posibilidades de respuestas contrapuestas, la primera la de aceptar los cambios para seguir creciendo y madurar y la segunda el no aceptar o negar dichos cambios para estancarse y retroceder.

 CRISIS NORMATIVAS

  • Crisis en la relación convivencial de la pareja joven
  • El nacimiento de los hijos de la díada a la tríada.
  • Cuando los hijos no llegan, adopción,…
  • Relaciones familiares con hijos en edad adolescente
  • Cuando los hijos marchan del hogar o cuando no rompen la dependencia

CRISIS NO NORMATIVAS

  • Separación o divorcio de la pareja
  • Muerte de un miembro familiar
  • Enfermedad crónica de un miembro de la familia
  • Situación de paro

LA SEPARACION / DIVORCIO

El divorcio es una crisis de la vida personal de los individuos, que afecta al estado de bienestar, pero que también puede ofrecer posibilidades de desarrollo personal (desarrollo emocional, nuevas aptitudes,..). Para otros es todo lo contrario, puede llevar a una regresión, no a un progreso; a una involución, no a un crecimiento.

Un tema de gran preocupación, en mayor o menor medida para ambos padres en vías de separación es el tema de los hijos.

La separación de la pareja afecta en generalmente de forma negativa a los hijos, pero hay que tener en cuenta (que se concluya en separación o no), la fase de mayor conflicto en la familia suele ser de gran tensión, hostilidad y angustia en los hijos y el que más afecta a los niños. Otros factores que también pueden afectar son la posible disminución del nivel de vida y el cambio de entorno, amigos, de escuela, etc.

Los efectos nocivos de un divorcio pueden amortiguarse si los padres se comportan no ya cariñosamente, sino éticamente con los niños.

Separarse de la mejor manera posible

Separarse es uno de los acontecimientos vitales más importantes y en muchas ocasiones también estresantes. Pero, ¿cómo hacerlo de manera que se haga el menor daño posible a la pareja y sobretodo a los hijos/as? En numerosos casos la separación saca lo peor de cada uno, pero también lo mejor. Esa parte mejor de cada uno tiene mucha relación con el amor incondicional a los hijos y a la responsabilidad que se tiene para con ellos. Sin olvidar el respeto, la justicia y si fuera posible una amistad con la pareja.

Ser padres y madres tendría que partir de una decisión consciente de que se hace para siempre. Ya que uno puede elegir una profesión y cambiar de oficio, uno puede acceder a un puesto de trabajo y cambiarlo por otro, jubilarse, etc. Pero, al tomar la decisión de ser padres y ser madres se toma la responsabilidad de que se es para siempre, no se va a poder jubilar ni se puede divorciar de los hijos. Por tanto, ¿no será mejor gestionarlo de la manera más adecuada principalmente para los hijos cuando la pareja se rompe?

De eso trata este artículo, donde se intentará dar unas pautas sencillas que cada uno pueda adaptar a sus circunstancias y a su problemática particular. No existen recetas mágicas, sino la voluntad de intentar llevar las cosas dañando lo menos posible a unos, a otros y, como no, a uno mismo. Por ello, se ha seleccionado tres cuestiones básicas, a nuestro criterio, el cuando y el cómo se ha de gestionar con los/as hijos/as la separación/ divorcio.

Situaciones previas a la separación

La decisión de separarse es una responsabilidad de los padres no de los hijos/as, en la que los hijos no deben participar, ni los padres deben pedirles participación ni opinión.

Suele ser habitual, pero nada recomendable y además insano para los propios hijos, que los padres busquen aliados en los/as hijos/as frente al otro cónyuge. Los padres han de buscar sus propios puntos de apoyo o ayuda en otro ámbito que no sea el de los hijos, bien sea de otros familiares, amigos y profesionales, pero no en los/as hijos/as.

La separación puede ser o no una decisión compartida pero es importante el que los padres transmitan la idea de que es definitiva. El cómo los/as hijos/as se sientan afectados por la separación va a depender de manera muy importante de cómo los/as padres/madres interpretan la separación, elaboren el proceso o cómo la vivan y cómo la gestionen. También, hay otra serie de variables propias del menor: edad, personalidad, estilo de apego, estrategias de afrontamientos, problemas previos a la separación que pueden influir en las consecuencias que tiene la separación de la pareja, pero de las que habrá otro momento para tratar.

¿Cuándo se ha de comunicar a los/as hijos/as la decisión de la separación?

  •  La comunicación de la separación a los hijos se ha de dar cuando sea firme
  • No se debe ocultar una decisión de separación ya que puede dar lugar a graves inquietudes en los hijos que les lleve a estados de confusión y les puedan alarmar
  • Los padres no han de hacer participe a sus hijos/as de las dudas y contradicciones que puedan ir teniendo cada miembro de la pareja. Esto puede generar en los niños/as estados anímicos de incertidumbre

¿Cómo se ha de comunicar a los/as hijos/as la decisión de la separación?

  •  Lo ideal es que sean ambos padres los que informen a los/as hijos/as de la separación
  • La explicación ha de ser sencilla, sin mentir ni entrar en detalles morbosos
  • Informar de cómo van a ser sus vidas (quién cuidará de ellos, con quién van a vivir, donde van a vivir, cuando verán al padre ausente, …), los cambios que se van a producir y el apoyo incondicional que van a tener de los padres para adaptarse a dichos cambios
  • Hay que responder a las preguntas que los/as hijos/as pudieran plantear, facilitar que puedan expresar su pena, sus dudas y miedos de forma abierta. De manera que posibilite el que los padres puedan responder a dichas emociones y ayudarles a gestionarlas
  • Comunicar a los/as hijos/as su disponibilidad incondicional. Es decir, accesibles y disponibles para cuando los necesiten, para ayudarles en cuanto puedan necesitar, de forma que los/as hijos/as se sientan seguros.
  • Los/as hijos/as han de percibir de sus padres cómo estos los consideran valiosos. No se trata solo de aceptarlos como son, sino de demostrarles con hechos y palabras que se les valora y se les quiere. Sobretodo en estos momentos tan difíciles para todos.
  • Los padres han de dejar claro a sus hijos e hijas que van a cuidar de ellos/as y van a estar presentes en todas sus necesidades (fisiológicas, mentales, afectivas y sociales).
  • Clarificar que es una decisión que no tiene que ver con ellos ya que ellos no tienen la culpa, ni son responsables de nada

Errores que hay que evitar:

  •  Que se enteren por terceras personas o escuchando conversaciones
  • Comunicar la decisión por un solo miembro de los padres
  • Hacerse reproches, insultarse, acusarse, amenazar al otro, llorar, lamentarse de la situación, acusar a los hijos,…
  • Negarse a responder a las preguntas
  • Sobreprotegerlos/as, hablarles mal del otro, romper con la vida cotidiana o estilo de vida de forma brusca, ser permisivos o negligentes, disputarse el tiempo que se está con los hijos,..
  • Llenar la cabeza al hijo/a con información negativa de el otro padre/madre
  • Contar al hijo/a los problemas más íntimos de la pareja
  • Usar a los hijos/as para mandar mensajes negativos entre los padres
  • Discutir delante de los/as hijos/as
  • Poner a los/as hijos/as en la tesitura de elegir a uno u a otro
  • Prolongar las disputas por la custodia

Parece sencillo cumplir todo lo descrito hasta ahora así como de sentido común, pero resulta difícil llevarlo a cabo en el día a día. Si, sois padres y madres separados/as sabéis la dificultad que todo esto conlleva. Habrá momentos en los que no tengáis fuerzas pero saber que si seguís estos consejos, dentro de vuestras posibilidades, estáis intentando ayudar a vuestros hijos e hijas a llevar esta situación que resulta tan dolorosa también para ellos. Os animo a buscar ayuda en personas de vuestra confianza en caso de que así valoréis dicha necesidad, no esperéis a que la situación se haga insostenible u os desborde. Y aquellos que vais a iniciar este camino siempre es mejor prevenir que lamentar.